lunes, 5 de diciembre de 2011
Carta
Querido Franz
¿siempre son tristes
los atardeceres
de domingo?
¿llueven ausencias?
¿desbaratan sueños?
¿astillan?
¿socavan?
¿ensayan contigo
el salto definitivo?
No
mejor no lo digas
guarda silencio
calla
permanece a mi lado
como un minúsculo fantasma
juguemos a las escondidas
con esa esquiva
línea de luz
Leyendo Palabra desierta del poeta Francisco Romano Pérez
domingo 4 de diciembre de 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
De Una palmera en el fondo del cielo (2004)
El otro de mí
Eres la piedra hecha de algas y rumor de mareas, que no puedo arrojar sin la impiadosa visión del vacío.
Espiral
La lengua de las mariposas. Finísima espiral que puede llegar hasta la delicia del néctar, embriagarse con él y bailar en el aire hasta caer rendido en el vértigo del vuelo.
Diamelas
No estaba sola. En el desierto de su cuerpo inventaba diamelas.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
De Una palmera en el fondo del cielo
Persitencia
Escribir. Escribir lo sublime como quien pinta el cielo o traza un círculo.
Gozo
En la ceguera de la vigilia trazo el ala para alcanzar el gozo del vuelo.
Escribir. Escribir lo sublime como quien pinta el cielo o traza un círculo.
Gozo
En la ceguera de la vigilia trazo el ala para alcanzar el gozo del vuelo.
domingo, 20 de noviembre de 2011
De Breve Cielo
Breve cielo, instante fugaz e irrepetible en que la palabra reúne lo disperso formando una pequeña constelación.
Pequeña constelación donde se encuentran microrrelatos, reflexiones, textos raros, retratos, cartas breves y urgentes. Movimientos de un espíritu atravesado por el fuego de la poesía. Textos que nacen de ahí, de esa materia ardiente, inasible.
Poemas, microrrelatos. Ambos breves e intensos. Abiertos a la multiplicidad de sentido que despierta lo mínimo.
Creo en el principio instaurado por la Bauhaus: menos es más.
Creo que el mundo onírico nos abre a una realidad más plena.
Creo, con Héctor A. Murena, que no hay que estar preparados; sólo alertas.
Creo que lo fantástico está a la vuelta de lo cotidiano.
Creo en el anverso y reverso de las cosas.
Creo que hay que escuchar en el ritmo de la respiración nuestra propia música.
Creo en la singularidad y en el silencio.
Creo que lo que debo escribir ya está escrito secretamente en mí.
Creo en la flor de Coleridge.
Pequeña constelación donde se encuentran microrrelatos, reflexiones, textos raros, retratos, cartas breves y urgentes. Movimientos de un espíritu atravesado por el fuego de la poesía. Textos que nacen de ahí, de esa materia ardiente, inasible.
Poemas, microrrelatos. Ambos breves e intensos. Abiertos a la multiplicidad de sentido que despierta lo mínimo.
Creo en el principio instaurado por la Bauhaus: menos es más.
Creo que el mundo onírico nos abre a una realidad más plena.
Creo, con Héctor A. Murena, que no hay que estar preparados; sólo alertas.
Creo que lo fantástico está a la vuelta de lo cotidiano.
Creo en el anverso y reverso de las cosas.
Creo que hay que escuchar en el ritmo de la respiración nuestra propia música.
Creo en la singularidad y en el silencio.
Creo que lo que debo escribir ya está escrito secretamente en mí.
Creo en la flor de Coleridge.
Córdoba, otoño de 2010
Mujer descalza
estaba descalza
rodeada de copas rotas
me detuve en la puerta
para verla
y no la nombré
para no asustarla
ella seguía ahí
entre trozos de vidrio
ordenando lo que no estaba
con el cigarrillo en la boca
y el pelo suelto
como un campo lluvioso
en la ventana pasa
el Xibi Xibi
y lava una y otra vez
la piedra seca
de su desdicha
a veces abre la ventana
y se deja llevar
por las aguas
sus pies sangrantes
flotan entre las algas
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