Ya no llueve. Pero el día aún está mojado. La calle está mojada. Y en la alcantarilla corre un riacho claro con restos de hojas y bordes de tierra oscura. Atardece. El silencio cubre los árboles y las flores caen pesadas. Los pétalos, torpes, desvaídos. A lo lejos, entre las copas de los árboles, se oye el desasosiego de los pájaros. El cielo permanece encapotado y hay un clarear entre los grises. Atardece. No hay rumor de voces. Hay un silencio que engulle los matices. Y hay un dejarse estar tras los cristales.
lunes, 7 de abril de 2014
jueves, 3 de abril de 2014
Duras escribe
Duras escribe
no habla
delira
grita
jadea
se extravía
Vuelve a encontrarse
trémula en los márgenes
Se golpea
con la furia del mar
en los acantilados
Llora sobre una lápida gris
anónima
de un aviador caído
en plena guerra
Llora en una música
fragmentada
como un roer de rocas
por el viento
El deseo
es una boca inmensa
comiéndose las palabras
los ecos
los silencios
El lenguaje fluye
como un río
arrastrando
piedras y lodo
un río incontenible
que desemboca en el olvido
Fluye
abandonado a su suerte
como un animal de transparencias
temible y hermoso
fuera del tiempo
para siempre
Para M. D. y su inefable legado
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