martes, 9 de septiembre de 2014

Los galgos, los galgos



A veces te reencuentras con un libro que has leído hace tantos años y tu corazón se siente agradecido. Por tanto que él te ha dado y por esas notas al margen que dicen de alguien, que también eres tú, pero ya otra. Se trata de Los galgos, los galgos de Sara Gallardo. Ahí está la fecha: 15 de mayo de 1977. Por entonces vivía en Jujuy y tenía un niño pequeñito, que hoy es un hombre. Es un libro hermoso. Y melancólico. Habla de la llanura, de la distancia, del horizonte siempre en fuga, de caballos.  Y de galgos. De Corsario, Chispa, Barcino y Flecha... Y del amor.
Los libros nos dejan siempre algo, un párrafo, una frase, una sensación de dicha o de nostalgia. Siempre la certeza de habernos encontrado con algo muy íntimo, que nos revela lo que vamos siendo en este tránsito entre dos fechas que es la vida. De Los galgos, los galgos me quedó este párrafo y la sensación de lo abierto de la llanura:
"Vuelan los galgos abriendo una estela verde en la flor amarilla. Se persiguen. Chispa a la cola negra de Flecha, Flecha a la cola gris de Corsario, Corsario a la cola parda de Barcino, Barcino a la cola de oro. Una ronda de cohetes flexibles que disparan alrededor del mundo. Los cuatro galgos de Las Zanjas..."
Galgos ligeros de la llanura. Ouroboros dichoso de lo inefable girando en mi mente. Iluminándome.

                                                                                                                         Para Sara Gallardo


Dijo María Isabel Saavedra: Te acercas al libro que lees con delicadeza y devoción. Así, mi querida poeta de corazón ardiente y dulce modo.

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