lunes, 8 de junio de 2020

Mujeres

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Mujeres

Mujer-alba

Tomó la jarra y dejó que el agua tibia se deslizara sobre sus cabellos hasta el cuenco de loza blanca. Hizo una leve espuma con las manos y pensó el mar. Se dejó acariciar por la levedad de las ondulaciones hasta que sus pies desnudos dejaron de sentir la gravedad. No, aquello no era un sueño ni un delirio. Una camelia desandaba la noche mecida por el alba.


Mujer-caracola

Apagó las luces y se quedó en silencio vuelta sobre sí misma como una caracola. Sentía un frío oscuro. Como de alquitrán escarchado en el muro. No era invierno. No hacía frío. Era el dolor cubierto por la caparazón de la noche.


Mujer-vasija

Vasija de dos cálidas vertientes. Más tarde cuna de agua. Tu vientre, mujer, albergó un corazón latiente, que forjó su propio manto. Maduro el fruto, la vasija comenzó a perder un agua pura. Y el milagro se hizo cuerpo, comulgó con su nombre.

Mujer-bejuco

Liviana y frágil. Con los pies en el aire y la cabeza en las nubes. Con un beso en los labios ofreces la eternidad de tu mensaje efímero. Y nada esperas.


Mujer-ventana

Por las tardes, después de cumplir minuciosamente sus tareas, se queda de pie detrás de la ventana. Mientras se deshacen las cuentas de las horas, los que pasan ven a esa mujer en la ventana como a una sola cosa. Mujer-ventana. Silueta desmigajada en las estribaciones del paisaje.

                                                                                               Nélida Cañas

                                                           En Salvador de Jujuy, mayo de 2020

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