Ha dicho la escritora Emilia Virginia Acosta:
Querida Nélida:
Llegó a mí tu “En la fragilidad de los días”. Quedé impactada por la presentación del libro. Todo es una belleza con una dualidad: fragilidad-fortaleza. Es tan delicado el tono, la ilustración, las palabras de contratapa, la solapa y esa cinta con rosa rococó... Qué decir de esta obra de arte realizada desde tu inmensa niña interior, con un amor impresionante, casi intangible –si no fuera por el objeto/libro- pero que se impone con una fuerza increíble en el espíritu.
La ilustración me remitió de inmediato a mi infancia, cuando encontrábamos ese “pan de Dios” lo llamábamos. Cortábamos con suavidad su tallo para poder soplarlo a favor del viento... Un recuerdo que no tiene fuerza con la narración porque es tan efímero como el pan de Dios.
Tu nombre abrazando la tapa y contratapa me produjo un efecto puramente visual fílmico, se desplazan y desplazan en ronda, no se detienen en ningún momento.
El interior es un mundo lleno de una mirada asombrada ante el universo generoso. La llanura es parte de tu ADN. Y creo, será así: una llanura inconmensurable que al igual que las letras de tu nombre seguirán rodando, rodando, por todo tu tiempo.
Felicitaciones Nélida por este libro increíble en su escritura y rescate de tu infancia adolescencia con la dulzura de la palabra, con la precisión del decir, pareciera –cosa que sabemos es totalmente lo contrario- que es un ser dócil a tu mano, dócil a tu memoria, un junco que se dobla a la caricia. Pero sé que fue una tarea de orfebre recorrer ese camino.
Albricias!!! Un nuevo niño ha nacido.
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