Tuve una muñeca
de cartón pintado
tenía ojos negros
-de puro asombro-
las mejillas
como rosas chinas
la boca pequeña
delicada
Pintado también
su cuerpo
con un trajecito
de colegiala
Pintados sus pies
con medias primorosas
y zapatitos negros
¿Qué apuro me llevó
esa tarde a olvidarla?
¿Cómo pude dejarla
yo que conocía el abandono?
Llovió
-lo he contado otras veces-
llovió toda la noche
Cuando corrí a buscarla
su cara era un riacho triste
desmadrado
La abracé
la abracé
y
se deshizo
en el abrazo
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