martes, 7 de octubre de 2014

Como si nada


Cuando Sofía puso entre mis manos aquella latita habitada por una tímida flor amarilla sentí una emoción efímera. Aquella niña  que fui no podía imaginar siquiera que el recuerdo volvería tanto tiempo después cuando me descubrí repitiendo aquel gesto con otra niña, que como yo entonces, me miró como  si nada.

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