viernes, 31 de octubre de 2014
Renacimiento
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Como un ritual siempre renovado trabajo en mi jardín. Quito las malezas, las flores secas, los excesos. Agrego gajos nuevos. Con la mirada acaricio las puyas-puyas rosas y blancas, que abren sus botones de prodigio entre las hojas.
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El rugoso tronco del jazmín tiene la sabiduría de los años y su cansancio. Sin embargo ha brotado con fuerza en esta primavera y recobra su brío para trepar con juvenil impulso. Lo conozco. Nos conocemos tanto. Dará otra vez los ramitos blancos y aromosos que acompañaron nuestras vidas. Será una fiesta para los colibriés y las mariposas. Celebrará la vida.
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