domingo, 30 de noviembre de 2014
Los poetas que tienden al silencio
Los que más me entusiasman son aquellos poetas que tienden al silencio.
Un simple garabato sobre la página blanca esboza un gesto, es una incisión reveladora, un trazo zen,
que todo lo sugiere o que todo lo expresa con el silencio.
Hugo Gola, Santa Fé, 1927
De su obra Prosas
sábado, 29 de noviembre de 2014
Vísperas
¿Quiénes estarán en nuestras vísperas,
amiga mía?
¿Quién nos acercará la última tacita de té
nos leerá un poema
o nos ayudará a ponernos de pie
para dar unos pasos hasta la ventana?
¿Qué voz nos musitará al oído
nuestro íntimo nombre
nos tomará acaso de la mano
o bajará la lámpara...?
Para mi amiga Annie, después de compartir la lectura de Vísperas de Adriana Lunardi
jueves, 27 de noviembre de 2014
Troy
Leyendo Vísperas, el magnífico libro de Adriana Lunardi,conozco a Troy, el perro de Dottie ( la escritora Dorothy Parker).
Estoy fascinada con Troy. Sus movimientos, sus hábitos, su sumisión incondicional, su demanda de amor, todo lo hace parecer tanto a mi Frida.
Troy es una construcción de Lunardi, de su escritura. Producto de una observación minuciosa y delicada.
Claro que he conocido a otros perros: el adorable Flush de Virginia Woolf, el distinguido Sir Cecil Whippet, compañero inseparable de Manuel Mujica Lainez, Los inefables galgos de Sara Gallardo: Chispa, Flecha, Corsario y Barcino. Pero Troy con sus hábitos sencillos, su devoción por Dottie y su atracción por los aromas me subyuga tanto como a él los aromas que absorve y desmenuza.
La descripción de Dottie es de una sutileza y encanto magistrales. Lunardi es una escritora que indaga de afuera hacia adentro hasta alcanzar el corazón de sus criaturas de una manera entrañable. Y este relato, Dottie, que narra los últimos momentos de la vida de Dorothy Parker, su abandono al paso del tiempo y a su propia degradación es tan vivencial e íntimo que conmueve.
No puedo dejar de celebrar la escritura de Adriana Lunardi y la magnífica traducción de Leopoldo Brizuela. Y a la vez celebrar la lectura que me permite sentir, pensar, evocar, amar.
Adriana Lunardi
Vísperas
Bajo la luna, 2008
martes, 25 de noviembre de 2014
Acerca de El agua y la greda (Alción, 2001)
LA MATERIA DE UN NOMBRE
por Silvio Mattoni
¿Qué hay en un nombre? Los breves poemas de El agua y la greda pareciera que describen círcu
los alrededor de esta pregunta. Cada poema, un nuevo eco del nombre repetido, que suena a otro tiempo, a recuperación de un remoto pasado, un cuerpo desvanecido que sólo ha dejado su nombre pero que ha sido la materia de nuevos cuerpos, o al menos de los cuerpos del poema. "Soy Águeda", así comienzan muchos de estos textos. ¿Qué hay en un nombre, si no una voz que puede volver a ejecutar su timbre?
Nélida Cañas no ignora que su libro es un diminuto tratado sobre las posibilidades poéticas del nombre, sobre las imágenes materiales que despierta. Y en "Águeda" hay sólo dos letras más que en "agua": "deletrea su nombre/ configura/ ese contorno vago/ diluído en el agua". Pero la consonante dental se resiste a la disolución, al líquido que todo lo borra, donde un nombre no puede ser escrito.
El agua, esa antigua metáfora de las palabras destinadas al olvido, cae sobre una tierra, sobre el lugar donde yacen enterrados los antecesores de esa mujer que habla, que cuida algo perdido, algo que no puede recordar pero que está en sus frases, en la teología que hace de sí misma -pues podríamos decir que el libro despliega múltiples variaciones en torno al lema: "soy la que soy".
Y entonces se forma la greda, con la que se pueden moldear cosas, objetos, huellas tangibles. Ni el agua que susurra para el olvido, ni la pesadez muda de la tierra seca, greda que resiste como rastro de alguien en forma de vasija para el agua o maceta con tierra.
Sin embargo, Cañas explora el mismo dispositivo que generan sus metáforas: "Soy/ Águeda/ una mujer/ hecha de palabras". Toda huella en el lenguaje se torna muy leve, busca la tenuidad propia del instante que anhela capturar: "Soy Águeda/ he conocido el vuelo breve/ intenso/ de la felicidad". Y quisiéramos admitir que la felicidad siempre deja huellas, no desaparece sin un resto, un gérmen de otros instantes, o de otras vidas.
Ya cometimos el irredento pecado de los comentaristas de poesía, la paráfrasis o glosa.Pero más que una voz y lo que dice o canta, Cañas acaso intenta reconstruir un cuerpo y sus sentidos, lo que Águeda vería, escucharía, la casa donde fue feliz, los parecidos que su rostro heredó y transmitió, los gestos de la necesidad, esos que una familia repite sin saberlo por varias generaciones. Y el nombre evocado por la poesía,convertido en voz y en la alegría de un cuerpo, adquiere la fluidez del agua, la densidad de la tierra, en fin, la maleable consistencia de la greda.
Los poemas hacen un mundo donde el nombre es soberano. Antes de convertirse en promesas de otras vidas, Águeda nos susurra: "de este lado del mundo/ me arrebujo en mi nombre".
Publicado en La voz del Interior, Córdoba. Jueves 29 de noviembre de 2001
Acerca de Alejandra Pizarnik por su analista LeónOstrov
Mi primera impresión
cuando la vi fue
la de estar ante
una adolescente
entre angélica
y estrafalaria.
Me impresionaron
sus grandes ojos
transparentes.
Y aterrados
Y su voz
grave y lenta,
en la que temblaban
todos los miedos.
No estoy seguro
de haberla siempre
psicoanalizado,
sé que siempre
Alejandra
me poetizaba
a mí.
León Ostrov
viernes, 21 de noviembre de 2014
Un poeta está siempre frente a una puerta cerrada
Un poeta está siempre frente a una puerta cerrada. El poema es ante todo un esfuerzo por abrir algo que parecería que nunca se va a abrir. Y sin embargo con astucia, con malicia, con talento, con inspiración, con respiración, con una cantidad de cosas físicas y mentales el poeta logra por fin vencer ese obstáculo que parecía insuperable.
In limine
(fragmento)
Yo nací en una playa
de África, mis padres
me llevaron al norte,
a una ciudad febril,
hoy vivo en las montañas,
me acostumbré a la altura
y no escribo en mi lengua,
en ciertos días del año
me dan mareos y vértigos,
me vuelve la llanura,
parto hacia el mar que puedo,
llevo libros que no
leo, que nunca abrí,
los pájaros escriben
historias más sutiles.
[...]
Fabio Morábito
Fabio Morábito
jueves, 20 de noviembre de 2014
Circe Maia o la intensidad del lenguaje cotidiano
"Cuando uno está creando nota que no está solo, sino en contacto con una materia no lingüística. Al que traduce le pasa lo mismo con la lengua extranjera.. Traducir es lograr la irradiación de un poema en otra lengua."
"El que escribe está traduciendo, tratando de hacer transparente una experiencia vital, no lingüística, que es opaca a la lengua. Ojo con la palabra transparencia: Yo busco el lenguaje simple, mi tipo de poesía es cotidiana porque me gusta ver cómo en cierto momento aparece lo poético. Prefiero darle una intensidad, una temperatura especial al lenguaje cotidiano."
El medio transparente
Lo mejor sería no pensar demasiado
en ellas, las palabras. Ellas vienen
así o de otro modo y no es tan importante.
Vidrios, ventanas son y habría que limpiarlas
con cuidado, por eso. No pintarlas
-¿qué verías detrás?- y no adornarlas.
Por mirar el adorno en la ventana
no miraste hacia afuera.
El más breve vistazo
hubiera sido al menos suficiente
para mirar la luz del otro lado.
Sí, esa luz de afuera
sobre un rostro que pasa.
Crónica de una lluvia anunciada
Ayer anduve
de un lugar a otro.
El pronóstico del tiempo
anunciaba lluvia
para la tarde noche.
Visité a mi madre
que se apoya
en bastones o andadores
según la ocasión
para poder caminar
de la sala a la cocina
y de la cocina a su cuarto.
Más tarde visité a una amiga
que me recibió con un abrazo
y un delicioso flan
que temblaba levemente
sobre la fuente
de loza blanca.
Había un aire
fresco y húmedo
cuando regresamos
por la autopista
y yo pensaba:
que la tormenta
no nos alcance
hasta llegar a casa
donde mi perra Frida aguarda
sin comer ni beber
y presumo que sin moverse
de su sitio
por todas las horas
de nuestra ausencia.
Cuando llegamos
y abrí la verja del jardín
un gatosalió
de entre los geranios
y saltó hacia la noche.
A mi madre le llevé
un perfume de magnolias
y dejé sobre su mesa de noche
mi libro con una pregunta
¿Qué podría darte
de más íntimo y verdadero
que mi propia escritura?
Ella aspiró con ardor
el aroma de magnolias
y abrió el libro
pero no leyó la pregunta.
La lluvia nunca llegó
pero sí el aire
frío y húmedo
con la memoria
de otras lluvias.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
La pregunta esencial, Doris Lessing
Con frecuencia se le pregunta a los escritores ¿cómo escribes? ¿usando procesador de palabras? ¿con una máquina de escribir eléctrica? ¿una pluma? ¿caligrafía? Pero la pregunta esencial es: "¿Has encontrado un espacio, ese espacio vacío, que debe rodearte cuando escribes? Dentro de ese espacio, que es como una forma de escucha, de atención, vendrán las palabras, las palabras que tus personajes hablarán, ideas-inspiración. Si un escritor no puede encontrar este espacio, los poemas y las historias pueden nacer muertos."
martes, 18 de noviembre de 2014
La palabra desnuda
En 1996 publiqué mi primer libro de narrativa, De este lado del mundo. Ahí en un cuento dedicado a mi padre, Desasimiento, aparece por primera vez Águeda, hija de Juan Pablo Cruz. Ambos, Juan Pablo y Águeda, protagonistas del relato. No sé cómo fue que elegí ese recurso para hablar de una historia que nos pertenecía, a mi padre y a mí. Una historia que nos había dolido tanto. Más, creo que no fue un recurso sino una necesidad. Quizás fue la manera que encontré de exorcizar años de silencio. O de proyectar en otros nombres para mejor comprender.
Águeda siguió apareciendo en otros textos como ella sabe hacerlo. De una manera intensa, inexplicable. Simplemente está ahí. Y dice. Pero fue en el año 2000 en que reaparece con fuerza inusitada para transformarse en la protagonista absoluta de mi poemario El agua y la greda. ¿Heterónimo? ¿Alter ego? Sólo puedo decir que ella es yo. Pero es ella la que alcanza el estado poético más puro. La palabra desnuda.
Águeda no tiene una cosmovisión del mundo diferente de la mía. Es, eso sí, una visión más prístina. Más valiente y despojada.
La rama
Canta en la punta del pino
un pájaro detenido,
trémulo, sobre su trino.
Se yergue, flecha, en la rama.
Se desvanecce entre alas
y en música se derrama.
El pájaro es una astilla
que canta y se quema viva
en una nota amarilla.
Alzo los ojos: no hay nada.
Silencio sobre la rama,
sobre la rama quebrada.
Octavio Paz
sábado, 15 de noviembre de 2014
Bajó un pajarito rojo
Bajó un pajarito rojo
una chispa en cada ojo.
Pájaro rojo, tan verde,
que entre las hojas se pierde.
Un pajarito amarillo,
redondo como un ovillo,
y que parecía azul,
cuadrado como un baúl.
Este pájaro morado
si no morado, dorado,
que era tan blanco, tan blanco,
coliblanco, pechi blanco,
todo de color café,
bajó, se voló y se fue.
Enrique Banchs
Elogio de la sombra
Creo que lo bello no es una sustancia en sí sino tan solo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producidos por la yuxtaposición de diferentes sustancias. Así como una piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, admite una irradiación y expuesta a la luz pierde toda su fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra...
Junichiro Tanizaki
Elogio de la sombra (Edit. Siruela)
viernes, 14 de noviembre de 2014
Estado de Infancia
La poesía es la realización del estado de infancia que debe permanecer a través de todas las edades del hombre. Y llamo estado de infancia a esa frescura, sensibilidad, disponibilidad, a esa apertura hacia todo lo que aparece, hacia todo lo que parece viejo y es nuevo. Hasta la materia misma puede acceder a lo que llamamos vida, y la poesía es el descubrimiento de la realidad interior de las cosas.
Juan L. Ortiz
Un poema de Emily Dickinson
Un sépalo, un pétalo y una espina
en una simple mañana estival,
rocío en una redoma -una abeja o dos-
brisa -entre los árboles una cabriola-
¡Y una rosa soy!
jueves, 13 de noviembre de 2014
Retoño del relato
Cuando un relato nos impresiona o nos conmueve, engendra algo que deviene, o puede devenir, una parte esencial de nosotros, y esa parte, ya sea pequeña o muy extensa es por así decirlo, la desdendencia del relato, su retoño.
John Berger, El cuaderno de Bento
miércoles, 12 de noviembre de 2014
He aprendido...
He aprendido a andar :
desde entonces corro.
He aprendido a volar:
desde entonces no quiero
que me empujen
para trasladarme
de un lugar a otro.
Ahora soy ligero
Ahora vuelo
Ahora veo por debajo de mí
Ahora baila un dios en mí.
Frederich Nietzsche
(Así habló Zaratustra)
martes, 11 de noviembre de 2014
Marosa Di Giorgio
Soy, seré, la misma niña a la sombra de los durazneros de la infancia...
Los recitales de poesía son ritos, también; los llevo adelante sola, y con mi propia compañía interior, como cuando escribo...
No puedo ni debo hacer señalizaciones. No debo. Que hable el tiempo. Y también es cierto, ya se sabe, que cada cual contribuye con una brizna única, violeta de perfume recién inventado....
Marosa Di Giorgio (Uruguay, 1932-2004)
Fragmentos de una entrevista de Floriano Martins- Abraxas
lunes, 10 de noviembre de 2014
Aprendizaje
Cuando era pequeña
miraba llover
en los ojos de los caballos
No se parece a nada
a ninguna otra tristeza
sobre la tierra
Creo que entonces
en esa lluvia incesante
aprendí
la melancolía
su vago hechizo
su lento desolar
La sala de psicopatología
[...]
Es verdad que la psicoterapia en su forma exclusivamente verbal es casi tan bella como el suicidio.
Se habla.
Se amuebla el escenario vacío del silencio.
O, si hay silencio, éste se vuelve mensaje.
-¿Por qué está callada? ¿En qué piensa?
No pienso, al menos no ejecuto lo que llaman pensar.
Asisto al inagotable fluir del murmullo...
Alejandra Pizarnik
(escrito durante su estadía en el Hospital Pirovano)
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